Con la llegada de las primeras lluvias, el coto de Doñana comienza a tomar el color del otoño, un color necesario ya que este año la sequía se ha apoderado del parque y eso hace que los animales, las plantas y las personas este viviendo un ciclo inusual. En el post anterior os colgué el encuentro con Dardo, el lince macho que hace que nos sintamos tan orgullosos de este entorno de biodiversidad, pero si que es cierto que durante nuestra estancia dentro del parque echamos de menos a las aves, las aves que ya deberían estar llegando. A primeros de Diciembre hacemos una nueva salida con un grupo y os iremos contando más cosas, tenéis toda la información en este en enlace de Ecowildlife.
Ahora deben comenzar a aterrizar los bandos de Ansares comunes (Anser anser) que llegan del norte de Europa así como las grullas (Grus grus) , que se dejan caer desde finales de Octubre. En breve nos bajaremos, con Ecowildlife de nuevo a darles la bienvenida, si el año es bueno de lluvias y de comidas pueden llegar a bajar más de 70.000 ejemplares de la anatida.
La concentración, cada amanecer, de miles de ejemplares en el Cerro de los Ánsares, es una de las fotografías más perseguidas del parque. Estas aves, que se alimentan mayoritariamente de las raíces de una planta acuática de las marismas denominada castañuela, se concentran cada amanecer en estas dunas para ingerir arena con la que trituran las partes duras de esta alimentación vegetal y purgan su estómago, ya que carecen de jugos gástricos.
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