sábado, 2 de diciembre de 2017

ISLAS GALAPAGOS: LOS VAMPIROS DE LA ESPAÑOLA

A Darwin, con toda seguridad no le dio tiempo a conocerlos en profundidad, tan ajetreado que anduvo con sus pinzones, paso por alto otra superlativa adaptación de uno de los escasos seres vivos que habitan en estas Islas Galapagos donde los seres humanos  nunca llegaron a establecerse de forma estable. Un especimen que, como un protagonista de serie b, ha sobrevivido a costa de la sangre de otros congéneres, y no es un insecto parásito cualquiera, se trata del Geospiza difficilis septentrionalis, o comunmente conocido como el pinzón vampiro.

Este pinzón pasa la mayor parte de su tiempo aparentando ser un pájaro como cualquier otro, devorando semillas o pequeños invertebrados con su afilado pico, pero, en ocasiones, este pequeño Nosferatu utiliza ese mismo pico para causar heridas a los alcatraces que viven en la Isla de La Española, y beber de su sangre. Esto ocurre solo en esa isla de nombre patrio.

Este comportamiento se debe a la escasez de agua dulce en éstas islas volcánicas; agua que también consiguen bebiendo néctar y alimentándose de huevos de alcatraz. Y mientras les chupa la sangre, los alcatraces, parecen no ofrecer demasiada resistencia. Geospiza sólo exhibe este comportamiento con los alcatraces, lo que, junto con otras evidencias, lleva a la teoría de que este comportamiento evolucionó a partir de un comportamiento de desparasitación llevado a cabo por los pinzones.

Situada en el extremo sur-este de las Islas Galápagos se encuentra Española o Isla Hood (en honor al Almirante británico Samuel Hood). La cantidad y variedad de vida silvestre en este sitio es notable, siendo una de las islas más antiguas del archipiélago. Isla Española Galápagos es considerada como el paraíso del avistamiento de aves debido a la cantidad de especies endémicas y foráneas que habita esta isla. Como paraíso para el avistamiento de aves Española está habitada por albatros, piqueros de patas azules y enmascarados, halcones de Galápagos, pinzones Darwin, gaviotas de cola bifurcada, sinsontes, palomas de Galápagos, también su fauna esta constituida por las iguanas marinas, lagartijas de lava y leones marinos, pero todos tienen el mismo problema, no hay ni un solo arroyo o fuente que les provea de agua, por eso nunca estuvo habitada..
El pinzón de la Española, tiene un pico insectívoro apto para el consumo de sangre. Los caminos de la evolución son inescrutables, pero no irrepetibles, pues Geospiza no es el único chupasangre de las Galápagos, otro ave, el sinsonte de la española (Nesomimus macdonaldi) practica esta sanguinolenta dieta, alimentándose de sangre de pollos de aves marinas e, incluso de carroña.

Los sisontes tienen aspectos de unas amables avecillas que, sin embargo, en La Española se convirtieron en una amenaza depredadora de primer orden. Como toda la evolución estos animales que tienen primos en los cuatro continentes han desparasitado otros animales desde el principio de su historia. Sus portadores y socios, los desparasitados agradecían el trabajo y aceptaban encantados el picoteo de los pajaricos, que en ocasiones les provocaban pequeñas heridas. El problema llegó con la sequía. Agotados ríos y estanques, los sisontes descubrieron que las gotitas de sangre que manaban de sus presas saciaban su sed. Poco a poco, se fueron convirtiendo en pájaros vámpiros, inadvertibles por los confiados porteadores que a veces no se enteraban hasta que esas heridas les mataba en un lento desangrado.

Tenéis más fotografías de nuestro última visita a la española en este enlace y os recordamos que el próximo mes de Junio volvemos en un viaje siguiendo los pasos de Darwin a Ecuador y Galápagos.

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