La otra mañana vino un amigo, Joan, a visitarme a Ecowildlife Travel, estábamos en la puerta hablando y me dijo, "eso que suena son vencejos reales", yo asentí y dije hace un momento pasaron garzas reales y he visto vencejos pálidos. Esta conversación no tendría transcendencia si no fuera porque estábamos en el centro de Barcelona, al lado de la Sagrada Familia. Es una coversación que cualquiera de vosotros podría recrear.
Y si no, abre la ventana de tu vivienda o lugar de trabajo en la ciudad y mira hacia el cielo. Sin duda que podrás observar el ave más perfectas que hay en la naturaleza: el vencejo común y con toda seguridad algunos de los que viven cerca de edificios altos en las grandes ciudades también serán capaces de distinguir el ave con mayor destreza en vuelo, esta de mayor tamaño: un halcón peregrino, el animal más rápido del mundo. Desde mi ventana también veo verdecillos y colirojos tizones y como, la plaga de cotorras argentinas, los cansinos gorriones, las tórtolas turcas y las híbridas palomas, y cada día con más frecuencia el mirlo común y la urraca. Y eso sin salir de casa.
Mi amigo Joan está jubilado pero no le gustan las obras, le gusta la avifauna urbana y está harto de ver en nuestra ciudad gaviotas, cigüeñas, milanos, abejarucos, jilgueros, verdecillos… Y así, podría enumerar hasta unas cien especies. 75 tengo contabilizadas yo desde mi terraza. Y el otro día en casa de mis padres en Sevilla sobrevolaron por mi cabeza tres buitres, dicen que en Madrid y Barcelona se ven también. No son las que se observan justo desde una ventana de un edificio urbano, pero sí las que de media aparecen en diferentes hábitats de la ciudad: parques, jardines, descampados, estanques, huertos, polígonos industriales… Y vertederos, auténticos supermercados al aire libre en los que practican el bufé libre gaviotas, rapaces, garcetas, cigüeñas y córvidos, entre otros comensales.
¿Y esto a que se debe? y más ¿esto es bueno? Según algunos investigadores "la perpetua adaptación de la avifauna a la intensidad urbana puede condicionar a la larga la subsistencia de algunas especies, ya que posiblemente conlleve cambios de comportamientos que no les beneficien mucho, como alimentarse en horas inadecuadas o dormir antes de lo debido”. El CSIC ha publicado un estudio que dice que el verdecillo, emplea más tiempo en cantar para compensar el ruido y eso le distrae de los predadores y de la reproducción.
El estrés urbano acaba por beneficiar a las especies más oportunistas y, por lo tanto, disminuye la diversidad alada. “Los córvidos (como las urracas), las palomas y los estorninos han resultado ser las aves más tolerantes a la vida urbanita en detrimento de otras como los gorriones o las tórtolas europeas que están desapareciendo de nuestros parques, en Londres ya no se pueden ver gorriones comunes. Dice SEO BIRDLIFE que han desaparecido diez millones de golondrinas comunes de España en menos de una década, entre 2004 y 2014, sobre una población de treinta millones de ejemplares. Destrucción de nidos, intensificación agrícola, uso de plaguicidas y abandono rural, que conlleva eliminación de edificios donde nidificar, están en la raíz del desplome.
Y en eso estamos en Ecowildlife, creando experiencias que nos ayuden a conocer mejor a nuestros "compañeros de piso" y ayudarles en su adaptación y mientras tanto les invitamos de nuevo a mirar desde su ventana y ver el skiline de su ciudad de otra forma diferente.